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Bellas Artes Salta

El viaje iniciático.

Gertudis Chale, Carybé, Luis Preti y Raúl Brié.

Salta, Tartagal – Argentina. 1940 / 1945 circa.

En el Museo de Bellas Artes-Lola Mora de Salta venimos trabajando desde 2020 en la revisión histórica de nuestras prácticas artísticas locales, previas a la evangelización cristiana. Desde el relato institucional de nuestra historia del arte encontramos una ausencia de dos grandes voces: la de las mujeres artistas y la de las comunidades originarias del territorio salteño. De esta manera se viene priorizando la investigación de artistas mujeres y de comunidades locales en la programación institucional.

Las comunidades del Chaco salteño se han mantenido apartadas gracias a la impenetrabilidad de su monte; característicos son sus árboles y arbustos de largas y filosas espinas, que entre sí se enredan y tejen madejas de espinas que protegen el acceso al territorio y a sus habitantes. Las comunidades originarias de este territorio tripartito, frontera norte de la Argentina con Bolivia y Paraguay, aún mantienen sus prácticas textiles y cerámicas; su cultura se expande hacia los países vecinos recordando que las geografías definen a sus habitantes antes que las fronteras políticas.

En 1941 el artista argentino/brasileño Carybé fue contratado por una compañía petrolera para que pintara sus calendarios empresariales: una pintura para cada mes del año. El artista pidió viajar a los yacimientos del norte de Salta para retratar lo que allí viera. Llegó primero a Chicoana, en los valles Calchaquíes, y conoció a un médico pediatra llamado Rafael Villagrán quien le prestó una casita para que viviera. Fue entonces que conoció a su mujer, Nancy Colina, e invitó a vivir a los amigos con quienes compartía un estudio en Buenos Aires. Así se sumaron al viaje Luis Preti, Raúl Brié y Gertrudis Chale. Una vez en Salta compartieron esporádicamente con Carlos Lugo (ilustrador de la revista infantil Billiken por más de veinticinco años), el escritor salteño Manuel Castilla y Pajita García Bes, entre otros artistas, atraídos por las comunidades que habitan originariamente el territorio del Chaco.

El viaje iniciático es el camino de cuatro artistas hacia una aventura que marca sus obras y sus destinos como punto de partida. Aquel viaje que se inicia sin un destino cierto los lleva a convivir en el Chaco salteño con las comunidades que aún entonces cazan y pescan, deambulan por un monte que conocen al detalle, se procuran alimento y refugio y poseen una sabiduría ancestral. Los amigos artistas se enamoran de la vida salvaje, no exenta de conflictos típicos de una zona petrolera de frontera, que se comprende de manera cabal al leer la novela “Casa de tablas” que Brié escribe sobre su vida en Tartagal.

La sacerdotisa: Gertrudis Chale.

Con esta artista empezó la programación 2024 del MBAS, porque la reconocemos como una de las refrenes de nuestra historia del arte, por su acercamiento a las culturas del Chaco y de la Puna salteñas. 

La sacerdotisa tenía entre quince y veinte años más que sus colegas. Había participado activamente de los movimientos de vanguardia en Europa. Formada en Austria tras la impronta de la Secesión vienesa emigra luego a Suiza donde participa activamente del dadaísmo; no muy convencida con este movimiento artístico continua hacia París. Allí trabaja en la incipiente industria de la publicidad gráfica y se vincula con el surrealismo. La derecha continua su ascenso en Europa y su condición de artista judía y socialista la hacen peligrar, emigra a las islas Baleares en España, tras un breve paso por Madrid. 

Se casa con un comerciante franco-argentino de apellido Laprade (este será su apellido cuando ingresa legalmente a Buenos Aires en 1939). En España el franquismo se fortalece y el matrimonio decide emigrar. 

Hay muchos huecos aún en su historia, uno surge de su primera llegada a Buenos Aires en 1933, ya que entonces no puede ingresar a nuestro país y se supone que es llevada en tren hasta Villazón, en Bolivia, por donde cruza caminando hasta Humahuaca y es alojada por el artista-camarada Pantoja (como dice en el dibujo que ella le dedica). Luego se radica en Buenos Aires hasta 1936 aproximadamente, cuando vuelve a Europa; regresando ya definitivamente a Buenos Aires en 1940 circa. Figuran dos ingresos con seis meses de diferencia de Gertrudes Laprade al Hotel de los lnmigrantes entre 1940 y 1941, ya entonces la austríaca Gertrudis Schale se había sacado la S inicial para firmar sus obras como Gertrudis Chale. 

Claramente su presencia por eI río Pilcomayo en 1941 debe haber sido para las comunidades originarias una aparición sobrenatural, y para sus colegas era una guía en el tumultuoso momento que ellos atravesaban como artistas. 

Europa siempre fue una referencia para Buenos Aires, los artistas que se “profesionalizaban” viajaban a Europa a formarse y a conocer los movimientos de vanguardia. La Primera Guerra Mundial ponía en cuestión aquella “superioridad” europea ya que la crisis demostraba un fracaso innegable de los manejos políticos. Gertrudis es la evidencia de aquella decadencia europea, ella les viene de decir que miren para aquí, que miren hacia adentro.

Las vanguardias europeas, sin embargo, también habían recuperado el interés por el arte primitivo de África. Tanto el Cubismo, el Fauvismo como el lmpresionismo de diversas maneras veían en el arte africano una posibilidad de acceder a otras perspectivas sobre el arte, la religión y la libertad respecto a la representación de lo real. El arte africano era para ellos otro sistema del arte, y les permitía pensar otro mundo posible, un retorno a la naturaleza y a la esencia de la pintura.

Chale llega al Chaco sin patria ni familia. No sabemos aún de su procedencia, nació en Viena o en una ciudad cercana, no tuvo descendencia. Había sido parte de la historia del arte de las vanguardias europeas pero estaba ahora en el río Pilcomayo con tres pintores amigos y junto a las comunidades de wichís, chorotes, chulupíes, etc.

En su primer viaje conoce en Buenos Aires a Carybé, Preti y Brié, que eran estudiantes de arte y con quienes luego compartiría taller y viajes por el norte de Argentina. 

En 1940 se encuentra con la aventura de su amigo Carybé, que en 1941 fue contratado para diseñar un almanaque para la compañía Esso, y esto le cubría viajes por el sur de Latinoamérica. El norte de Argentina fue el principio de esta travesía que llevaría a cada uno a descubrir su propia obra. De manera colectiva primero, y luego cada uno siguiendo su destino, encontraron en el Chaco salteño el germen que los unía, más allá de las diferencias biográficas.

Calendarios ilustrados por Carybé para Esso, 1941.

El grupo Tartagal. Gertrudis Chale, Raúl Brié, Luis Preti y Carybé en un foto montaje realizado por Chale.

Casa compartida por el grupo en Chicoana, prestada por el médico Rafael Villagrán.