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Bellas Artes Salta

Gertrudis Chale

La vida de Gertrudis Chale posee aún un halo de misterio. Nació en Viena (Austria) en
1898 con el apellido Schale. Ya en la Argentina cambiará la escritura y fonética de su
apellido a Chale.
En Austria comienza sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Viena (actual
Universidad de Artes Aplicadas) y luego parte a perfeccionarse en la escuela de
Heimann en Múnich y en Ginebra (Suiza) toma clases de anatomía plástica.
En la década de 1920 huye de Austria ante los avances del nazismo y, “vestida de
muchacho”, huye caminando hacia Suiza. Allí conoce a Tristán Tzara y al Dadaísmo. Por
esos tiempos su interés está puesto más en el teatro y el varieté que en la pintura.
En esta época comienza a trabajar en diseño y realiza sus primeras exposiciones. En
1925 viaja a París y allí trabaja en revistas de moda como diseñadora. Estando en
Francia contrae matrimonio.
Con su marido viajan a España a principios de la década de 1930. Viven en Madrid y
luego se trasladan a las islas Baleares. En Madrid Gertrudis disfruta y visita
asiduamente el Museo del Prado para empaparse de la pintura flamenca y disfrutar de
Goya y Velázquez. En las islas pone una pensión para artistas, pero la paga no es
mucha. En las islas encuentra el germen de la pintura de paisaje, y dice “allí el paisaje
se me reveló por vez primera como cosa pintable” (Neuman: 2009, pág. 8).
De vuelta en Madrid, la inminencia de la Guerra Civil y una bomba que explota en la
iglesia al lado de su casa, hacen que decida viajar a América. La ilusión de la Pampa,
heredada de su padre, más los posibles antecedentes argentinos de su esposo la
persuaden por este rumbo.

Llega a la Argentina en 1934. Por entonces existía una restricción de ingreso: la
persona que deseaba ingresar al país debía haber sido solicitada por un familiar, caso
contrario, las mandaban a Bolivia en tren. Tal sucede con Chale, quien al llegar a
Villazón ingresa a la Argentina por la frontera norte y en Humahuaca entra en contacto
con el artista Medardo Pantoja, a quien dedica el cuadro “Inmigrantes descansando”
que hoy pertenece a una colección privada. Allí descubre el mundo andino y su
fascinación es inmediata.

En Buenos Aires se instala en la localidad de Quilmes, por entonces un suburbio en
formación, límite entre la ciudad y el campo.

Se relaciona con la elite cultural del momento. Frecuenta a artistas como Ignacio
Pirovano, Héctor Basaldúa, Horacio Butler, Emilio Centurión y Aquiles Badi; escritores
como Conrado Nalé Roxlo, Oliverio Girondo y Norah Lange, y a la pareja de fotógrafos
Grete Stern y Horacio Coppola. Participa y promueve encuentros con intelectuales y
artistas. Realiza exposiciones colectivas, colabora en varias revistas y realiza viajes por
las diferentes regiones de la Argentina y luego por otros países del mundo andino.

El crítico de arte Romualdo Brughetti en su texto Nueva historia de la pintura y la
escultura en la Argentina. De los orígenes a nuestros días (1991) la ubica en la
generación de 1939-40.
La vida en el suburbio y los viajes por zonas periféricas la ponen en contacto con “los
indios”, los descendientes del mundo prehispánico, sus modos de vivir y sus
costumbres.

En 1945 realiza un largo viaje por Bolivia, Perú y Ecuador. Más adelante también
recorrerá Brasil, México y Uruguay. En estos lugares Chale establece vínculos
personales y profesionales con el entorno artístico del lugar, como José Sabogal y Julia
Codesido en Perú, además realiza exhibiciones propias y con obras de otros artistas
argentinos que lleva consigo.
Por estos años crece el reconocimiento a su obra, tal es así que en 1948 obtiene el
Primer premio en Pintura y en 1951 recibe el Primer premio en Dibujo otorgados por la
Sociedad de Acuarelistas y Grabadores de Buenos Aires. Es además invitada a exhibir
su obra en el Museo de Arte de San Pablo, Brasil.
A principios de la década de 1950 colabora con otros artistas que vienen del Buenos
Aires: Carybé, Luis Preti, Carlos Lugo y Raúl Brié. Juntos viven y crean en Salta una
comunidad artística. Primero se instalan en la localidad de Chicoana y luego en
Tartagal. Aquí Gertrudis participa del ambiente artístico y colabora con la revista
Ángulo creada por los artistas Carlos Luis (Pajita) García Bes y Raúl Brié y el escritor
Manuel J. Castilla.
En Buenos Aires se incorpora a un movimiento muralista y, en 1954, es invitada a
pintar una cúpula de la galería Santa Fe en Buenos Aires (Av. Santa Fe 1660) junto a
renombrados artistas nacionales, como Raúl Soldi, Leopoldo Agüero, Juan Batlle
Planas, Noemí Gerstein, Leopoldo Presas y Luis Seoane. Su mural lleva por título
“Mercado y fiesta”.

Chale muere prematuramente en un accidente de avión en abril de 1954, cuando
viajando de Mendoza a Buenos Aires su avión se estrella en las Sierras de Vilgo, en la
provincia de La Rioja (Argentina).


Las obras de Gertrudis Chale.
Estando en Europa, Chale se siente atraída por las vanguardias, por eso sus inicios
discurren entre el cubismo y el surrealismo. En España, cuando vive en las islas
Baleares, llaman la atención de la artista las mujeres con sus trajes típicos y los
habitantes rurales. Allí es donde descubre el paisaje como cosa pintable.
Ya en América, se pueden identificar dos periodos. El primero, el de la pintura del
suburbio de Quilmes, más racionalista y colorido. Cuando comienza a viajar por la
Argentina y a descubrir el mundo andino se interesa por el paisaje y abandona el color
por el color en sí. Dice Chale: “Pintando tal ambiente trato de insinuar algo de su
tamaño físico: lo vasto, lo inmenso, lo insólito. En vez de llenar mis cuadros los vacío
hasta dejar sólo lo más significativo. Odio el ‘motivo’ decorativo. Donde se encuentra
el paisaje más depurado, la pampa y la puna, le hallo sus más sobresalientes
cualidades estéticas” (Neuman: 2009, pág. 47).
En su obra se observa el deseo de investigar y representar la realidad del ser humano y
del paisaje sudamericanos. Sus obras panorámicas y figurativas en óleos y témperas

incorporan elementos del expresionismo y del surrealismo. Ponen la atención en la
intemporalidad y la enormidad del mundo andino y la realidad moderna de los
aborígenes en las culturas urbanas y rurales de Latinoamérica. A medida que se
adentra en el altiplano, el uso de colores primarios, ocres y grises se vuelve más
austero.
Hacia el final de su vida participa en un incipiente movimiento muralista en la ciudad
de Buenos Aires. Deja por escrito su impresión de esta tarea y nos da a entender que
en el muralismo ha encontrado la razón de ser de su arte porque le interesa el trabajo
colectivo, propósito que queda trunco debido a su muerte temprana.

Fuentes:
Brughetti, Romualdo: Nueva historia de la pintura y la escultura en la Argentina. De los
orígenes a nuestros días. Ed. de Arte Gaglianone. Buenos Aires, 1991.
Lisé, Gloria: Gertrudis Chale. Pintora. “Como un ángel de greda”. Ed. Mundo Gráfico.
Salta, 2023.
Martorell, Carmen y Margarita Lotufo: Vida plástica salteña. Secretaría de Cultura de
Salta. Salta, 2005.
Neuman, Mauricio: Gertrudis Chale. Una pintora en el mundo andino. Años 1934-1954.
Latín American Art. Buenos Aires, 2009.